.
No sabemos como recordarte. Aun sigo preguntando si hay café; y ya se que jamás volverán a hacerlo tus manos ni veré tu cara asintiendo alegremente. Con ese acto y la fractura posterior en el pecho te ancla mi memoria. Abre una ventana que deja abierta, y detrás rodeo tu cuerpo como el de un niño, delgado y amable. Se que no está tu piel pero mi cerebro aun es el mismo, y la necesidad de mantenerte viva aquí dentro lo vuelve todo transparente y diminuto.